La situación de cara al Clausura 2013 lejos estaba de ser la ideal para Candomberos. La partida de gran cantidad de jugadores históricos ("Coco" Miño, Ale Pereyra, Santiago Fernández y Christian "Tano" Fausto) con sólo dos semanas para el inicio del torneo, obligó a los futbolistas que permanecieron a moverse rápidamente para conformar un plantel competitivo, que permitiera sobrellevar el complicado panorama de la mejor manera posible.
La incorporación de Ariel Cordero y Gabriel Zvaliauskas en la defensa y de Jonatan Troncoso en la delantera, hizo que El Rosa tuviera un comienzo de certamen que invitó a la ilusión. Habiendo enfrentado en las primeras seis fechas a Uspallata, Huevo Tano, Macandme, Ranchera Fos, Primera Junta y La Deliciosa; el equipo había sufrido tan sólo un revés y se ubicó en una posición expectante de cara a los, en teoría, duelos menos complicados. No obstante, como si de una maldición se tratara, el plantel comenzó a sufrir inconvenientes como nunca antes.
Y es que Tucho se rompió los ligamentos laterales, "El Colo" Zvaliauskas sufrió tres desgarros durante el campeonato, Gusti Álvarez se comprometió seriamente los meñiscos y Jony Troncoso no mostró la responsabilidad necesaria en lo que a asistencia se refiere. Estos problemas no hicieron más que obligar, tal y como ocurriera en el Apertura, a recurrir a una constante improvisación, tanto de nombres como de posiciones en cancha (*infidencia personal: fue precisamente el parate derivado de mi lesión el que me impidió asistir a gran cantidad de los partidos y actualizar este espacio, como venía ocurriendo).
Desde aquella fecha número 7 ante Balvanera, El Candombe hizo lo que pudo para sacar adelante el certamen y, gracias al fundamental compromiso de invitados cuasi permanentes, como Sami El Kadri, Fernando "Gitano" Ferrara y Danel Román, logró mantener la categoría.
El sinsabor de un torneo bastante parejo, donde el campeón (El Bron) empató en tres oportunidades y perdió en otra (lo que no le quita para nada mérito a su campaña), hizo pensar que tras el importante arranque que el equipo había cosechado, habiendo enfrentado a muchos de los conjuntos importantes del complejo, el desenlace podría haber sido otro.
Sin embargo, de nada sirve reprocharse o quedarse en el pasado. Candomberos atravesó el año más complicado de su vida (independientemente de haber conseguido la Copa de Plata -noveno título de su historia- en el verano), donde recibió golpes durísimos desde el punto de vista humano y otros importantes desde lo futbolístico (lesiones y faltazos), pero logró sobrevivir. El hecho de que en la última jornada del Clausura Tucho haya jugado con su lesión a cuestas, arriesgando a complicar un proceso de recuperación de 70 días, que Gusti haya asistido con el problema de su rodilla simplemente para alentar y que Sica haya tenido que realizar un viaje eterno y fuera de su camino para ir a buscar al "Gitano" Ferrara, demuestra a las claras que el entusiasmo sigue intacto.
Habrá tres meses de descanso para rearmar el plantel y renovar energías. El futuro puede llegar a ser próspero en caso que se den algunas circunstancias que todavía están "verdes", pero que no por eso dejan de motivar. Esperando que aquellas ocurran, en caso de no contar con la suerte de que pasen, sólo una cosa es segura: Candomberos seguirá batallando, como lo hace desde marzo del 2007.
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